En Clàssic Arans nos gusta desayunar de manera tradicional: con tenedor. Antes de que llegaran los purés de avena con proteínas, las tortillas sin gema, las tostadas con aguacate o los pancakes (no es nuestra intención criticarlo) la primera comida del día consistía en otra cosa. En mojar pan, beber vino y, de vez en cuando, quemarse la lengua. Por eso en nuestro restaurante disponemos de un menú para empezar la jornada con suficiente energía y para evitar picotear entre horas: pan con tomate, tortilla de patatas, pies de cerdo con caracoles, butifarra a la brasa y huevos fritos con bacon. Una propuesta para no dejar migas en el plato. Y sí, se puede repetir.
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